El baño de bosque | La medicina de la naturaleza (I)

El baño de bosque, es una práctica espiritual que consiste en pasar tiempo en el bosque, con el objetivo de mejorar la salud, el bienestar y la felicidad. El término viene de su principio más importante: es beneficioso bañarse y sumergirse en la atmósfera de la naturaleza. 


El baño de bosque, también conocido como Shinrin Yoku, es una práctica que procede de Japón, pero posee una gran tradición en diferentes culturas del mundo e invita a curar espiritualmente a las personas que lo practican. Precisamente, su componente espiritual es básico y en otras culturas ancestrales lo denominan caminata medicina.

En realidad, el bosque no es el único espacio donde se puede realizar, sino que cualquier espacio natural y abierto puede servir, como la playa o la montaña. Es importante en todas ellas escuchar, estar tranquila, aceptar y reconocer la presencia propia y dejar que los sentidos sientan y disfruten de lo que hay a su alrededor. Se utiliza también para formular una pregunta a la naturaleza y abrirte a los mensajes y la guía que te ofrecen todos los elementos que van apareciendo por el camino.

El baño de bosque puede durar entre dos horas y cuatro días. La experiencia será diferente según el tiempo y, de hecho, la tradición propone hacerlo desde el amanecer hasta el atardecer.

Una de las principales intenciones del baño de bosque es precisamente abrirte a recibir la medicina que necesitas en este momento de tu vida. Esta medicina es tanto un regalo que recibes de fuera, de la naturaleza, como algo que ya llevas dentro de tu naturaleza interna que está por despertar. Nos conecta con el hecho de que, realmente, no hay separación: lo que es dentro es fuera, lo que es arriba es abajo.

Para potenciar esta práctica espiritual es recomendable conectar con un propósito o una pregunta que necesitas resolver. Hay muchos tipos de preguntas que te puedes hacer y, de lo que se trata, es de que te escuches a un nivel profundo para sentir cuál es la intención que quieres poner en tu baño de bosque.

Algunos ejemplos de preguntas puedes ser:

  • ¿Qué necesito aprender o ver en este momento de mi vida?
  • ¿Qué necesito soltar para seguir adelante?
  • ¿Hacia dónde voy?
  • ¿Cuál es mi medicina?
  • ¿Cómo puedo abrirme más al amor?

Al realizar esta práctica, puedes llevar un cuaderno y un boli por si quieres apuntar las sensaciones que van surgiendo.

EL UMBRAL

Cuando llegues al bosque (o al lugar que has cedido para realizar tu práctica espiritual), busca un elemento que represente para ti umbral: un lugar de transición entre tu vida diaria y la actividad que vas a iniciar. Es como cuando en un círculo de mujeres abrimos el espacio para entrar a otro estado de conciencia.

Toma conciencia del hecho de que estás pasando de un mundo a otro a través de algún tipo de ritual, como puede ser invocar a los elementos, bajar a la tierra y posar por un momento las manos sobre ella… Haz una pequeña preparación para conectar con tu pregunta.

Nada más cruzar el umbral, toma un tiempo para abrir todos tus sentidos. Conecta con tu respiración. Inhala y exhala profundo. Conecta con el olfato. Inhala los olores del lugar y ábrete a tu capacidad de oler.

Conecta después con tus ojos. Ábrelos y ciérralos, mira lejos y cerca, ábrete a los colores y las texturas del paisaje que te rodea. La idea es que entres en el sentido de la vista de una manera más amplia.

También pon atención a los oídos y conecta directamente con tus orejas. Puedes taparlas y luego quitar las manos. Volver a taparlas y quitar tus manos para ir abriéndote cada vez más a tu capacidad de oír los sonidos a tu alrededor: los más lejanos y los más cercanos.

Siente también tu piel y la sensación del aire rozándola. Abre toda tu capacidad de sentir y tocar, y conecta con tu corazón. Escucha hacia dónde te lleva tu corazón, y ábrete desde el centro de tu pecho para recibir amorosamente la guía de hacia dónde deseas dirigir tus primeros pasos.

EL PASEO

Durante el paseo por el bosque o el lugar que hayas elegido, escucha lo que te llama la atención. Ábrete a la curiosidad y observa si hay algo en especial que te atrae o te da miedo… Déjate llevar por tu intuición… y si hay un lugar donde quieres parar y entrar en una escucha aún más afinada.

Conecta con tu pregunta y ábrete a lo que te transmite. Cuando así lo sientas, sigue caminando paso a paso, entrando cada vez más en el mundo de lo simbólico y lo arquetípico, de lo que los elementos de la naturaleza te estén diciendo a un nivel muy interno.

Observa si cambia el viento de repente y si eso significa algo para ti. Si se presenta algún animal, desde los más pequeños hasta los más grande, observa qué pueden comunicarte. Es como entrar en la misma sintonía de los sueños. Cada elemento es una representación de tu psique, la naturaleza te hace de espejo. No siempre es cómodo y aún así te está dando respuestas a tu pregunta.

EL RETORNO

Descansa cuando lo necesites. Sigue observando. Cuando sientas que es el momento de volver, empieza el viaje de retorno al umbral. A veces forma parte del paseo perderte o sentirte perdida (¡a mi me ha pasado mil veces!). Observa y recoge este mensaje para ti, en este momento de tu vida. ¡Sentirte perdida para volver a encontrar tu camino es parte del proceso también!

Completa tu viaje en el mismo lugar en el que empezaste y agradece lo que hayas recibido, aunque todavía no lo comprendas. Cruza el umbral y vuelve poco a poco a tu vida cotidiana y a integrar los mensajes que has recibido.

Artículo publicado originalmente en octubre de 2019.

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Rosa Mística

Lammas y las enseñanzas de la diosa Ker

Lammas y las enseñanzas de la diosa Ker

Lammas es un periodo de la Rueda de Gaia que nos ofrece seis semanas para conectar con el arquetipo femenino de la nutridora que habita en nuestro interior. Ella nos recuerda que hay un poder muy sutil y amoroso cuando vivimos en unión con la Madre Tierra. Nos recuerda lo abundante y nutricia que es la Pachamama y nos invita conectar con la abundancia y la prosperidad en nuestra vida.


Del 1 de agosto hasta el Equinoccio de Otoño (alrededor del 21 de septiembre) es tiempo de cosecha. Después de todo un ciclo de crecimiento, llega el momento en que el fruto madura y sirve de alimento antes de caer de nuevo a la tierra. Empezamos el descenso poco a poco y, a partir de este momento, de modo casi imperceptible, las días comenzarán a ser más cortos para ir dando paso a la oscuridad.

Gozamos de toda la abundancia de la Madre Tierra y conectamos con la Diosa en su aspecto de Madre Nutridora, aquella que sostiene la vida sobre nuestro planeta, a través de la prosperidad que nos brinda.

Ella es conocida en distintas culturas como: Ceres, Démeter, Abuntia, Lakshmi o la Abuela Maíz entre otras. En la tradición de la Diosa de Avalon es conocida por el nombre de Ker y se la representa como una mujer sujetando una cornucopia, un cuerno de vaca lleno de fruta, cereales y pan.

Dentro del ciclo vital de la mujer, es el momento en el que entramos en nuestra madurez y encontramos felicidad en las cosas pequeñas. Sentimos confianza en quienes nos hemos convertido. Rebosamos felicidad, amamos nuestra comunidad, nuestra familia y hogar, y encontramos sosiego en estos ambientes.

Nutrimos a nuestros seres queridos

y agradecemos todos los regalos de la Madre Tierra y de las personas que nos rodean. Sentimos seguridad y amor.

El olor de las hierbas y de las primeras flores que comienzan ahora a secarse nos hacen sentirnos satisfechas por todo lo conseguido. La vida es más fácil en este momento de la rueda, más ociosa. No sentimos la necesidad de ir deprisa. Tomamos más tiempo y cariño en hacer las cosas, en ser y estar, y encontramos placer en los quehaceres diarios. Sabemos que hemos llegado al amor desde lo más profundo. Vemos nuestra vida como nuestra obra de arte.

¡Es tiempo para sonreír, bailar y celebrar!

tiempo de recoger los frutos

Durante esta horquilla de tiempo, cosechamos los frutos de las semillas que plantamos en Imbolc, a las que dimos acción en Ostara y cocinamos a fuego lento entre Beltane y Litha. De estos frutos, a su vez, recogeremos las semillas que esperarán durante el Invierno a ser plantadas de nuevo.

Es un momento adecuado para meditar sobre las ganancias obtenidas durante el año, los tesoros encontramos, los amigos, los éxitos y todo aquello que hemos conseguido manifestar.

la diosa Ker: la madre nutricia

Ker, en la tradición de Avalon, es la Diosa en su aspecto de Madre. Es la diosa embarazada que da a luz al Universo, a las estrellas y a la naturaleza, y también es quien teje la malla de la vida y del destino.

Diosa proveedora, sustentadora y protectora. Diosa generosa que alimenta a sus criaturas con los frutos que emergen de la tierra. Ker es la diosa de los cereales y de las cosechas. Durante las semanas que dura su festividad, se siegan los campos, se recogen las vendimias y se recolectan las frutas maduras.

Escucha el mito de la diosa Ker

enseñanzas de lammas

Las enseñanzas claves de este momento son la gratitud, la abundancia y la nutrición a todos los niveles.

Gratitud

La vibración de la gratitud es la misma vibración que la del amor, y nos abre las puertas a la abundancia y la prosperidad. Cuanto más agradezco, más generosa soy, más conecto con la mujer magnética que hay en mi y más atraigo.

Abundancia

Es un momento para celebrar la abundancia que la Madre Tierra nos ha traído. Y también es un momento propicio para celebrar la abundancia material que somos capaces de proporcionarnos como mujeres creadoras y soberanas de nuestra vida. Si no es así, es momento de trabajar los patrones de carencia que podamos tener.

Nutrición

En el momento en que nos nutrimos en todos los niveles, ya no hay carencias en nuestra vida, no hay problemas ni relaciones tóxicas, ni juicios… me quiero tanto que no puedo atraer eso. Y, si lo atraigo, es para aprender algo y seguir adelante. Una vez que nos nutrimos, es tan fácil nutrir a los demás. Incluso podemos desaparecer en nuestra nutrición porque ya no hay carencias. Si nos queremos tanto, entonces lo único que puedes hacer es dar y no te importa lo que estás dando.

Generosidad

Cuando nos nutrimos y abrimos por completo nuestro corazón somos generosas con nosotras y con los demás. Se equilibra de un modo natural el dar y el recibir en nuestra vida.

Comunidad

Ker es sustentadora de la comunidad y el linaje. En este periodo de la Rueda de la Tierra podemos trabajar la relación con nuestra madre real y convertirnos en nuestra propia madre interna, para poder así entender el arquetipo.

El cuerpo

Nuestro cuerpo es nuestro templo y para vivir en gratitud y generosidad debemos aceptarlo tal y como es. Este tiempo de Lammas nos invita a habitar un cuerpo-tierra, a sentirnos bien en él y a confiar en que todo se dará de manera orgánica.

ritual para celebrar lammas


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Rosa Mística

La necesidad de aprender a maternarnos

Maternarnos es aprender a convertirnos en nuestra propia madre y empezar a darnos esos espacios de cuidado y amor propio que necesitamos para tomar contacto con nosotras mismas, y atender nuestras propias necesidad para asegurarnos que vibramos en salud, amor propio y vitalidad.

Hace algunas semanas estuve compartiendo mesa redonda con un grupo de mujeres, de diferentes ámbitos, en la que hablamos de igualdad y feminismo.

Durante mi intervención en este evento organizado por el periódico La Verdad, hablé de la necesidad que tenemos las mujeres de aprender a maternarnos y buscar espacios de autocuidado y autoamor que respeten nuestra naturaleza cíclica.

Mi sensación personal fue que me estaba dirigiendo a un público que no terminaba de entender lo que quería decir. Así que hoy, coincidiendo con la celebración del Día Internacional de la Mujer, voy a intentar profundizar un poquito más en este concepto y traer algo de luz. Porque, como yo lo entiendo, el empoderamiento femenino es algo que debe suceder de dentro hacia fuera.

¿No puedes quedarte a ver el vídeo? Escucha esta píldora en formato podcast:

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El Ecofeminismo y el concepto de Madre

Antes de hablarte de qué es esto de maternarnos, tengo que hablarte un poquito del Ecofeminismo.

El Ecofeminismo es una corriente de pensamiento que une el feminismo y la ecología. Y que trae a primera línea del debate social el concepto de madre, como esa persona que ha sido «tradicionalmente responsable de las tareas del cuidado de la vida más frágil (niños/as, mayores y enfermos) y del mantenimiento de la infraestructura material doméstica (la casa, la cocina, la ropa, etc.)».

Esta persona desarrolla una subjetividad «relacional», atenta a los demás y con mayor expresión de la afectividad. Cuando estas características se unen a una adecuada información y una mirada crítica hacia los discursos patriarcales, salen del ámbito privado hacia lo público y se convierten en políticas que se centran en la defensa de la naturaleza, de los demás seres vivos y de los colectivos sociales menos favorecidos.

El concepto de madre que impone el patriarcado es el de una mujer abnegada. Siempre dispuesta a cubrir las necesidades de los demás, y a poner a los otros por delante de una misma. Frente a esto, el Ecofeminismo pone el foco en la necesidad de cuidar al cuidador, en este caso la cuidadora. Y es en este contexto en el que hablo de la necesidad de aprender a maternarnos.

¿Qué significa aprender a maternarnos?

Maternarnos es aprender a convertirnos en nuestra propia madre. Empezar a darnos esos espacios de cuidado y amor propio que necesitamos para tomar contacto con nosotras mismas. Atender nuestras propias necesidad para asegurarnos que vibramos en salud, amor propio y vitalidad.

Todas pasamos por momentos de luz y de expansión, y otros momentos de oscuridad y recogimiento. Muchas veces, estos momentos coinciden con los días en los que estamos menstruando. Pero otras veces no. Hay momentos que sentimos una necesidad de ir hacia dentro. A nuestra cueva interior por alguna situación que nos ha removido emocionalmente, o porque alguien ha venido a tocar allí donde más duele y nos trae emociones de tristeza, abandono o soledad, que necesitamos de algún modo gestionar.

Esta sociedad en la que vivimos nos exige mucho a las mujeres, en todos los ámbitos, y raramente nos permite estos momentos de cuidado propio. Cuando lo hacemos, enseguida nos invade un enorme sentimiento de culpabilidad.

Sin embargo, si tenemos el foco puesto siempre fuera, en los demás, en nuestro trabajo, nuestras parejas, nuestros hijos…, nunca vamos a poder hacernos cargo de nosotras mismas y cubrir nuestras propias necesidades. Y, si no lo hacemos… en algún momento nuestro cuerpo nos lo va a recordar en forma de síntoma, desequilibrio emocional o enfermedad.

Maternarnos no es sólo poner el foco en nosotras mismas y darnos espacios de autocuidado, como puede ser un simple paseo por la naturaleza, una clase de yoga, una sesión de danza o un retiro. También implica una bajada al submundo. Un viaje hacia el interior de nosotras mismas para emerger con una nueva información y con un mayor conocimiento de nosotras mismas.

En este espacio interior podemos sentarnos a oír las voces de nuestra niña interior herida. Podemos aprender a ser las madres que esa niña interior necesita. Maternanos entonces sería tratar a tu niña interior como tratarías a tu propia hija, con la misma abnegación, compasión y amor incondicional que le ofreces a ella.

Te maternas cuando respetas tus ritmos, cuando pones sanos límites, cuando sales de relaciones tóxicas y destructivas.

Te maternas cuando te das lo que necesitas y te quitas lo que deseas, pero sabes que te hace mal.

Te maternas cuando aprender a nutrirte y cuidarte a un nivel físico, emocional y espiritual.

Te maternas cuando encuentras espacios donde el foco sólo va hacia ti misma y para después poder ofrecerte desde un lugar más sano y amoroso.

La relación entre nuestra madre interna y nuestra madre real

Cuando estaba preparando mi intervención en la mesa redonda, vino a mi un artículo escrito por Ximena Nohemí, y voy a citarla a ella cuando dice que el primer referente que tenemos para construir la imagen de nuestra madre interna es nuestra propia madre. A este primer referente se van sumando, con el tiempo, los modelos que tomamos de otras mujeres que han aprendido a maternarse.

Así, con el tiempo, puede ser que esa madre interna que hemos construido para nosotras mismas, se aleje del modelo de nuestra madre real. Y aquí es muy importante entender que para abrazar por completo a nuestra madre internar debemos sanar la relación con nuestra madre real. Entender que nos ofreció aquello que podía darnos, en el momento concreto de su trayectoria vital en el que se encontraba cuando nos estaba criando. Y entender también que ella es una mujer a la que probablemente no enseñaron a maternarse. Y que entraba en conflicto constante entre lo que ella necesitaba y lo que necesitaban los demás.

Aprender a maternarnos como experiencia de vida

Maternarnos es un arte que se va desarrollando a largo de nuestra experiencia de vida, con los vínculos que vamos creando, con el espejo que esos vínculos nos ofrecen de nosotras mismas, y con nuestra capacidad de convertir esa información en aprendizaje y desarrollo personal.

Cuando nos maternamos, nos hacemos responsables de nosotras mismas y ganamos en autoestima. Y eso se refleja en todas y cada una de las áreas de nuestra vida. Además, cuando aprendemos a maternarnos esa cualidad se queda con nosotras y aparecerá precisamente en aquellos momentos en los que nos sentimos más perdida. Para volver a traernos a nuestro centro.

Aprender a maternarnos es clave para mantener nuestra salud y nuestra vitalidad como mujeres, para dejar de entrar en situaciones o relaciones que no nos hacen bien, para nutrirnos, amarnos y cuidarnos a un nivel físico, emocional y espiritual, y para aprender a darnos todo aquello que necesitamos antes de ir a pedirlo, e incluso, exigirlo fuera.

Al convertirnos en la madre que necesita nuestra niña interior asumimos y abrazamos nuestro poder y lo anclamos de dentro hacia fuera.