La ruptura del linaje materno y el precio de volverse auténtica

Inake-La ruptura del linaje materno

Linaje materno

Una de las experiencias más duras que puedes tener como hija en la relación con tu madre es darte cuenta de que ella está inconscientemente involucrada en tu insignificancia. Ante este sentimiento, es verdaderamente desgarrador ver que, más allá de su propia herida, la persona que te dio a luz siente, inconscientemente, tu empoderamiento como una pérdida propia. En el fondo no es una tragedia personal, sino de nuestra cultura patriarcal, que dice a las mujeres que somos «menos que».

Todas deseamos ser auténticas, ser vistas tal como somos, ser aceptadas, y ser amadas por quien realmente somos. Es una necesidad humana. Lo cierto es que el proceso de convertirnos en nosotras mismas implica ser complicadas, fuertes, intensas, asertivas y complejas, cualidades que el patriarcado pinta como poco atractivas en una mujer.

Históricamente, nuestra cultura ha sido reacia a la idea de las mujeres como seres individuales.

El patriarcado identifica a las mujeres atractivas como seres complacientes, que buscan ser aprobadas, cuidan las emociones, evitan el conflicto y toleran el maltrato. En cierta medida, las madres transmiten esta imagen a sus hijas, y hacen que inconscientemente se construyan una falso yo, a menudo  a través de la máscara de «la rebelde», «la solitaria» o «la niña buena». El mensaje principal es «Para ser amada, no debes crecer». Sin embargo, las nuevas generaciones de mujeres tenemos el deseo de ser auténticas. Se podría decir que, con cada nueva generación, el patriarcado se debilita y el deseo de ser auténticas se va fortaleciendo entre las mujeres. De hecho, está empezando a ser urgente.

El anhelo de ser auténtica y  la añoranza de la  madre

Se trata de un dilema para las hijas criadas en el patriarcado. El anhelo de ser tú misma y el anhelo de ser cuidada, se convierten en necesidades que compiten entre sí, parece que tengamos que elegir entre una de las dos. Esto sucede porque tu empoderamiento está limitado en la medida en que tu madre ha internalizado las creencias patriarcales y espera que tú las acates. La presión de tu madre para que no crezcas depende principalmente de dos factores: 1) el grado en que ella haya internalizado las creencias patriarcales limitantes de su propia madre y 2) el alcance de sus propias carencias por estar divorciada de su yo verdadero. Estas dos cosas mutilan la capacidad de la madre de iniciar a su hija a su propia vida.

El costo de convertirte en tu ser auténtico a menudo implica cierto grado de «ruptura» con el linaje materno. Cuando esto sucede, se  rompen los hilos patriarcales del linaje materno, algo esencial para una vida adulta sana y poderosa.  Por lo general, se manifiesta en alguna forma de dolor o conflicto con la madre. Las rupturas del linaje materno  pueden adoptar diversas formas: desde conflictos y desacuerdos hasta distanciamiento y desarraigo. Es un viaje personal y es distinto para cada mujer. Básicamente, la ruptura sirve para la transformación y la sanación. Forma parte del impulso evolutivo del despertar femenino para empoderarse con más consciencia. Es el nacimiento de la «madre no patriarcal» y el comienzo de la verdadera libertad e individualización.

Por una parte, en las relaciones madre/hija más sanas, la ruptura puede provocar un conflicto, pero en realidad sirve para fortalecer el vínculo y hacerlo más auténtico.

Por otra parte, en las relaciones madre/hija agresivas y menos sanas, la ruptura puede desencadenar heridas no sanadas en la madre, y provocar que esta arremeta contra su hija o la repudie. Y en muchos casos, desafortunadamente, la única opción de la hija será mantenerse a distancia indefinidamente para conservar su propio bienestar emocional. Así, en vez de ver que es el resultado de tu deseo de crecimiento, la madre puede sentir tu alejamiento/ruptura como una amenaza, un ataque personal y directo hacia ella, un rechazo a quien es ella. Ante esta situación, puede resultar desgarrador constatar que tu deseo de empoderamiento o de crecimiento personal puede hacer que tu madre, ciegamente, te vea como una enemiga. En estas situaciones podemos ver el alto precio del patriarcado en la relaciones  madre/hija.

«No puedo ser feliz si mi madre es infeliz». ¿Has sentido esto alguna vez? Generalmente, esta creencia procede del dolor que te causa ver a tu madre sufrir por sus propias carencias y la compasión que te produce su lucha bajo el peso de las demandas del patriarcado. Sin embargo, cuando sacrificamos nuestra propia felicidad por la de nuestras madres, en realidad impedimos la sanación necesaria que produce llorar la herida en nuestro linaje materno. Esto solo provoca el estancamiento de ambas. Por mucho que lo intentemos, nosotras no podemos sanar a nuestras madres, y no podemos conseguir que nos vean tal como somos. El duelo es lo que trae la sanación. Tenemos que llorar por nosotras y por nuestro linaje materno. Este duelo trae consigo una gran liberación.

Con cada oleada de duelo re-integramos aquellas partes de nosotras a las que tuvimos que renunciar para ser aceptadas por nuestras familias.

Hay que romper los sistemas enfermos para poder encontrar un nuevo equilibrio, mucho más sano. Es una paradoja que sanemos nuestro linaje materno al alterar los patrones patriarcales, y no al mantenernos cómplices de los mismos para conservar una paz superficial. Hay que tener agallas y coraje para negarse a seguir acatando patrones patriarcales que tienen una gran fuerza generacional en nuestras familias.

Dejar que nuestras madres sean seres individuales nos libera (como hijas) para ser seres individuales.

Las creencias patriarcales promueven un nudo inconsciente entre madres e hijas, en el que solo una de ellas puede tener el poder. Es una dinámica de «una de las dos» basada en la escasez que deja a ambas sin poder alguno. Para las madres que han sido especialmente privadas de su poder, sus hijas pueden convertirse en «el alimento» de su identidad atrofiada y en el vertedero de sus problemas. Debemos permitir que nuestras madres recorran su propio camino y dejar de sacrificarnos por ellas.

Estamos siendo llamadas a transformarnos en auténticos seres individuales, mujeres liberadas de las creencias del patriarcado, y a reconocer nuestro valor sin avergonzarnos. Aunque parezca una paradoja, nuestra propia individualidad es lo que contribuye a una sociedad sana, completa y unida.

Tradicionalmente, a las mujeres se nos ha enseñado que es noble cargar con el dolor de los demás; que el cuidado emocional es nuestro deber y que deberíamos sentirnos culpables si nos desviamos de esta función. En este contexto, la culpa no tiene que ver con la consciencia sino con el control. Este sentimiento de culpa nos mantiene atadas a nuestras madres, nos debilita y hace que  ignoremos nuestro poder. Tenemos que darnos cuenta de que no hay ningún motivo real para sentirnos culpables. El rol de cuidadora emocional nunca ha sido un rol genuinamente nuestro, simplemente forma parte de nuestro legado de opresión. Si lo miramos así, dejaremos de consentir que la culpa nos controle.

Abstenernos del cuidado emocional y dejar que la gente aprenda sus propias lecciones es una forma de respetarnos a nosotras mismas y de respetar a los demás.

Nuestro «sobre-funcionamiento» contribuye al desequilibrio de nuestra sociedad y desempodera activamente a los demás impidiendo su propia transformación. Debemos dejar de cargar con los pesos de los demás. Y esto se hace viendo lo inútil que es. Y tenemos que oponernos a ser las guardianas y los vertederos emocionales de aquellos que se niegan a hacer el trabajo necesario para su propia transformación.

Contrariamente a lo que nos han enseñado, no tenemos que sanar a toda nuestra familia. Sólo tenemos que sanarnos a nosotras mismas.

En vez de sentirte culpable por no ser capaz de sanar a tu madre ni a los otros miembros de tu familia, date el permiso de ser inocente. Si lo haces, recuperas tu construcción personal y el poder que te quitó la herida materna. Y en consecuencia, devuelves  a tus familiares el poder de seguir su propio camino. Se trata de un gran cambio energético que se da al apropiarnos de nuestro valor y se ha demostrado que podemos conservar nuestro poder a pesar de los llamamientos a entregarlo a los demás.

El precio de transformarnos en auténticas  nunca es tan alto como el precio de permanecer en un «yo» falso.

Es posible que nuestras madres (y nuestras familias) nos den la espalda cuando nos convirtamos en más auténticas. Podemos sentir hostilidad, rechazo, rabia, y una denigración total. Puede ser que todo el sistema familiar sienta el terremotoY puede resultar asombrosa la rapidez con la que nos pueden rechazar o abandonar cuando dejamos de sobre-funcionar y expresamos nuestro auténtico ser.

El patriarcado limita severamente la capacidad de la madre de iniciar a su hija en su propia construcción personal, porque en el patriarcado, la mujer ha sido privada de su propia construcción. El patriarcado conduce al autosabotaje de la hija, a la misoginia del hijo, y a la falta de respeto del lugar del que procedemos, la misma tierra.

Es precisamente esta función de la madre como la «proveedora de la iniciación» lo que lanza a la hija a vivir su propia vida, pero este rol es solo posible en la medida que la madre haya experimentado o vivido su propia iniciación. Pero los procesos sanos de separación entre madres e hijas están muy boicoteados en la cultura patriarcal.

El problema es que muchas mujeres se pasan la vida entera esperando que su madre las empuje a vivir sus propias vidas, cuando sus madres son simplemente incapaces de hacerlo.

Es muy habitual ver cómo se pospone el duelo de la herida materna en mujeres que constantemente regresan al pozo negro de sus madres, buscando un permiso y un amor que ellas simplemente no tienen la capacidad de dar. En vez de completar este duelo, muchas mujeres tienden a culparse, y esto las bloquea. Tenemos que lamentar que nuestras madres no puedan ofrecernos una iniciación que ellas nunca recibieron y embarcarnos conscientemente en nuestra propia iniciación.

La ruptura es en realidad una señal del impulso evolutivo de separar los hilos patriarcales de nuestro linaje materno, de romper la atadura inconsciente a nuestras madres que ha potenciado el patriarcado y ser iniciadas en nuestras propias vidas.

Mi trabajo de ayuda a las mujeres a sanar su herida materna consiste en acompañarlas a salir de este ciclo de auto-culpabilidad y a hacer el duelo necesario para que puedan reivindicar su poder y potencial. Una parte de este proceso es aceptar este profundo dolor existencial, para poder iniciarnos en la libertad y la creatividad de nuestras propias vidas. Y, al final, este dolor da paso a una compasión genuina y a la gratitud hacia nuestras madres y a las madres de nuestras madres.

Es importante ver que, al rechazar las creencias patriarcales que dicen que para ser aceptadas deberíamos permanecer pequeñas, no estamos rechazando a nuestras madres. Lo que en realidad estamos haciendo es reivindicar nuestra fuerza vital, libres de patrones impersonales y limitantes que han mantenido a las mujeres secuestradas durante siglos.

Crear un espacio seguro para el anhelo de la madre

Aunque seamos mujeres adultas, añoramos a nuestra madre. Puede ser desgarrador sentir este anhelo y saber que nuestra propia madre no puede satisfacerlo, aunque hizo lo que pudo. Es importante enfrentarse a este hecho y llorarlo. Tu anhelo es sagrado y debe ser honrado.  Dejar un espacio para el duelo es una parte importante de ser una buena madre para ti misma. Si no hacemos un duelo sincero de nuestra necesidad insatisfecha de cuidado maternal, inconscientemente interferirá en nuestras relaciones, causando dolor y conflicto.

El proceso de sanar la herida de la madre implica hallar tu propia iniciación al poder y propósito de tu vida.

No se trata de un trabajo de superación personal cualquiera. Sanar la herida de la madre es esencial y fundamental; es un trabajo en profundidad que te transforma interiormente y te libera, como mujer, de cadenas centenarias heredadas de tu linaje materno. Tenemos que desintoxicarnos de los hilos patriarcales en nuestro linaje materno para avanzar en nuestro empoderamiento.

Sobre el rol  de «la madre como iniciadora», Moffit dice: «Este poder iniciático se asocia al de la chamana, la diosa, la maga y la mujer medicinal». A medida que cada vez más mujeres sanamos nuestra herida materna y damos un paso firme y consciente hacia nuestro poder, encontramos por fin la iniciación que estábamos buscando. Así nos volvemos capaces de iniciar, no sólo a nuestras hijas, sino, también a nuestra cultura, como un todo que está experimentando una gran transformación. Estamos siendo llamadas a encontrar en lo más profundo de nosotras aquello que no se nos dio. Al reclamar nuestra propia iniciación mediante la sanación de la herida materna, juntas, al unísono, encarnamos cada vez más a la diosa que está dando a luz a un nuevo mundo.

El texto original de esta articulo es de Bethany Webster. La traducción es de Carlota Franco y apareció publicado por primera vez en la web Mujer Cíclica, de Sophia Style. La fotografía es de Rodolfo Sanches Carvalho.

Rosa Mística

Ritual para celebrar Samhain

Samhain

Samhaim es, dentro de la tradición celta, el último de los ocho festivales sagrados de la Rueda del Año. En una época en la que los días se vivían en profunda conexión con la naturaleza, esta festividad marcaba el final de la temporada de cosechas y el comienzo del año nuevo celta. El Sol muere y regresa al útero de la Madre Tierra, desde donde renacerá de nuevo en el Solsticio de Invierno, cuando la luz regrese a la tierra.

En la noche del 31 de octubre nos despedimos, una vez más, de lo que el año nos ha traído y de todo aquello que hemos perdido. A partir del 1 de noviembre, la oscuridad reina, la rueda gira de nuevo y la Gran Diosa nos regala un espacio potente para profundizar en nuestro trabajo y desarrollo personal. Es un momento para morir: morir para vivir, morir par renacer, morir para quitarnos las máscaras, morir para ser, morir para amar…

Samhaim es, energéticamente, uno de los momentos más importantes de nuestra ciclicidad. El frío, la energía yin, comienza a invadirlo todo y la Madre Tierra contiene toda su energía para gestar todo lo nuevo. Nosotras hacemos lo mismo. Es un momento de quietud, en el que nos rendimos al vacío y aprendemos a gestar nuestra luz dentro de la oscuridad. Es un momento en que nos entregamos a nuestra propia transformación y aceptamos y honramos la muerte como parte de la vida. Bailamos con la oscuridad y abrazamos nuestra sombra. Nos hacemos conscientes de aquello que dejamos atrás para no volver a gestarlo y nos preparamos para nuestro nacimiento de luz.

Para celebrar esta festividad, te invito a realizar un pequeño ritual para honrarte, enviar amor a todos aquellos seres queridos que ya no están con nosotros y prepararte para manifestar una nueva versión de ti misma. El mejor momento para realizarlo es desde la puesta del Sol del 31 de octubre hasta el amanecer del 1 de noviembre.

LO QUE VAS A NECESITAR

  • Salvia o palo santo para quemar
  • Un cuenco o un pequeño plato con elementos u objetos que te recuerden a la naturaleza (agua, semillas, flores, frutas, cristales…)
  • Tres velas blancas
  • Lápiz y papel

PASOS PARA REALIZAR EL RITUAL

  1. Coloca el cuenco o el plato enfrente de ti y las tres velas alineadas.
  2. Comienza el ritual purificando y limpiando con la salvia o el palo santo el espacio en el que te encuentres, tu aura y las herramientas que vas a utilizar. Mientras lo haces, repite: «Pido a mis guías que limpien y purifiquen mi cuerpo, mi aura y el espacio en el que me encuentro. Pido a mis guías que eleven mi vibración y me protejan mientras realizo este ritual».
  3. Enciende las velas y realiza varias respiraciones profundas para calmar tu cuerpo y tu mente. Coloca las manos en tu corazón y lleva toda tu atención a la llama de una de las velas. Deja que el movimiento de la llama calme y relaje tu cuerpo y tu mente.
  4. Cuando estés preparada, cierra los ojos e imagina una bola de luz que irradia desde tu corazón. Siente como esta bola de luz comienza a girar y se hace cada vez más grande. Visualiza esta luz cubriendo tu cuerpo. Cada vez se hace más grande y cubre el espacio donde te encuentras, tu casa entera, la calle, la ciudad…
  5. Ahora visualiza que este haz de luz atraviesa las nubes, llega a las estrellas y conecta con la Fuente, esa halo de energía universal del que todos venimos. Siente como tu luz se conecta con la Fuente y, en silencio y para ti misma, repite: «Estoy conectada con la Fuente y la Fuente está conectada a mi. Permito a la energía universal de la Fuente fluir libremente a través de mi».
  6. Visualiza la energía de la Fuente entrando en ti y permítete sentir como llega a cada poro de tu piel, a cada una de tus células. Siéntete amada por la luz divina de la Fuente.
  7. Cuando te sientas preparada, abre los ojos y apaga una de las velas.
  8. Ahora, pon tu atención en algo que hayas perdido este año: puede ser la muerte de un ser querido, el final de una relación, un trabajo… Repite este mantra: «Te permito volar libre. Te permito volar alto. Deseo ver cómo te elevas. Sé que ahora formas parte de mi y siempre te sentiré cerca. Gracias por todo el tiempo compartido, por las enseñanzas que has traído a mi vida. Siento tu amor envolviéndome. Te amo, pero estoy preparada para dejarte ir y comenzar de nuevo» (Este mantra es para despedir a una persona, pero puedes adaptarlo según tus circunstancias).
  9. Envía todo el amor del que seas capaz a esas personas que ya no están contigo o a las cosas que se terminaron durante este año y, cuando estés preparada, apaga la segunda vela.
  10. Toma ahora el papel y el lápiz y haz una lista de los objetos que has colocado en el cuenco. Toma uno a uno cada objeto, conecta con ellos y, por cada uno de estos objetos, escribe lo que simboliza para ti y lo que te va a ayudar a traer a tu vida. No hay un modo correcto de hacer esto, deja que tu intuición te guíe. Aquí te dejo un par de ejemplos:
    • Si has utilizado un vaso de agua, puedes decir:«Este agua simboliza para mi la pureza y el perdón. Sé que necesito perdonarme a mi misma por […]. Me perdono y doy la bienvenida a esta nueva energía de paz y armonía».
    • Si has utilizado, por ejemplo, una cáscara de nuez, puedes decir: «Esta cáscara de nuez simboliza las corazas que me he puesto para protegerme del mundo. Sé que ya no la necesito…».
    • Deja que cada objeto en el plato represente algo que quieras dejar ir y reemplazar por una nueva energía. No te preocupes demasiado en este paso, deja que sea tu intuición la que te guía y trabajo con lo primero que te venga a la mente.
  11.  De todo lo que has escrito, toma un momento para seleccionar todo lo positivo que estás trayendo a tu vida. Por ejemplo, paz, armonía, libertad. Utiliza la frase «Yo soy» para repetir cada una de estas palabras: «Yo soy paz», «Yo soy armonía», «Yo soy libertad»…
  12. Agradece a tus guías por haberte acompañado y apaga la última vela. Deja el cuenco o el plato como una ofrenda a tus difuntos o a lo que has dejado ir, y recógelo después del amanecer o cuando te despiertes.

¡Feliz Samhaim!

Texto original: Forever Conscious. Tradución al español: Inake.

Rosa Mística

Samhain

Cuerpo y placer | Conectar con los sentidos

Cuerpo y placer.

Dice Mireia Darder en uno de sus últimos libros que las mujeres hemos nacido para el placer pero que, con todos estos siglos de domesticación que llevamos a nuestras espaldas, hemos perdido nuestra conexión con la mujer salvaje que llevamos dentro y con nuestra capacidad de expresar nuestra agresividad, la puerta que nos lleva hacia el placer y la sexualidad plena. Los sentidos son la llave que abre esa puerta.

Todos los seres humanos estamos dotados de cinco sentidos externos que se manifiestan a través de la vista, el oído, el gusto, el tacto y el olfato.Todas las personas percibimos y grabamos en nuestras células segundo a segundo millones de imágenes, sensaciones, olores, sabores… y sobre la base de esta información construimos nuestra realidad.

En una sociedad como la nuestra nos encontramos sobre-estimulados de sensaciones, lo que, paradógicamente, nos ha llevado a una desconexión de nuestros sentidos y a entender la sexualidad como algo superficial. Si desde niñas nos hubieran entrenado en la conciencia de los sentidos, la sociedad sería muy distinta y trataríamos nuestro cuerpo de forma diferente. Como dice Sajeeva Hurtado, la idea del cuerpo como un templo sagrado se perdió hace ya mucho tiempo con la llegada del patriarcado y pasó de ser un templo sagrado a un parque de atracciones.

La idea del cuerpo como un templo sagrado se perdió hace ya mucho tiempo con la llegada del patriarcado y pasó de ser un templo sagrado a un parque de atracciones.

Sin embargo, resulta fundamental volver a recuperar la conciencia de los sentidos y cuidar lo que vemos, lo que oímos, lo que comemos, lo que olemos y lo que tocamos. Porque nuestro cuerpo de mujer es vasija receptiva y todo nos penetra. Tenemos que elegir bien todo aquello que va a entrar en nosotras.

LOS CINCO SENTIDOS: LA LLAVE HACIA EL PLACER

Los sentidos son la llave que nos lleva hacia el placer, por lo que hoy te propongo que aprendes a recuperarlos y a incorporarlos de nuevo en tu vida, pero que lo hagas de una manera consciente.

Nutre tu olfato. Huele aromas que te llenen de gozo y te lleven a un estado de ánimo placentero: la lluvia al caer, la tierra mojada, el olor del mar, los pinos en la montaña, el azahar en primavera… Averigua qué aromas acompañan tus estados de ánimo y utilízalos para crear armonía.

Nutre tus oídos. Escucha cosas bonitas, como, por ejemplo, una música inspiradora. A mi, personalmente, me ayuda muchísimo la música y tengo creadas listas de canciones para llevarme a aquellos estados de ánimo en los que me gusta estar… y para sacarme de aquellos en los que a mi mente machacona le gusta recrearse… Por si te sirve, aquí te dejo una de esas lista.

Nutre tu vista. Párate delante del paisaje que se abre frente a tu venta y disfruta de la gama de colores que se despliegan frente a ti. Llena tu vida de imágenes agradables que te motiven y te nutran: un libro que te haga vibrar, una obra de arte que te emocione…

Nutre tu gusto. Come y bebe aquello que al contacto con tu boca realmente llene todo tu cuerpo de placer.

Nutre tu tacto. Toca(te) con todo el cuerpo, no sólo con las manos. Utiliza todos los poros y las terminaciones nerviosas de tu piel para sentirte, para sentir tus curvas, tu suavidad… Siente cómo el agua cae por tu piel cuando te duchas… experimenta con todos tus sentidos para llenarte plenamente de vida…

EL PLACER: LA PUERTA A LA SEXUALIDAD CONSCIENTE

Desarrollar los sentidos externos nos conecta directamente con el placer y es el modo que tenemos de conocer el mundo, pero no deberíamos quedarnos en esta postura hedonista, deberíamos trascenderlos para conectar con nuestros sentidos internos. Estos nos llevan a experimentar una sexualidad plena y consciente.

De nuevo recurro a la sabiduría de Sajeeva Hurtado. Como ella apunta, el sexo es el momento de mayor energía y apertura que experimenta el ser humano; es el momento donde la danza de dos cuerpos invoca a la vida misma y ésta se hace presente.

Los sentidos y la excitación sexual están estrechamente relacionados. Pero es muy importante la forma en la que hemos aprendido a relacionarnos con la sexualidad. Es urgente que recuperemos a la mujer salvaje, sensual y sexual, pero no aquella que el mundo occidental y su publicidad engañosa define, si no la que vive en nuestro interior, la que está feliz y satisfecha con ella misma, la que se conecta sensorialmente con la vida y sexualmente con el entorno, la que está llena de gozo y risa, y se siente viva dentro de su propia piel.

Es vital que la mujer salga de una sexualidad lineal y una sensualidad impuesta por el sistema patriarcal, para conectar con su naturaleza cíclica, salvaje y sensorial, y recupere su erotismo.

RECUPERAR EL EROTISMO

En este sentido, te comparto aquí el programa que Christiane Northrup, en su libro Cuerpo de mujer, Sabiduría de mujer, nos ofrece para recuperar conscientemente el erotismo en nuestra vida:

  1. Decide conscientemente ser un sujeto sexual y sentirte sexy: cuando las mujeres nos sentimos sexys y sabemos excitarnos conscientemente sintiéndonos sexys y rezumando sensualidad (sólo para darnos placer a nosotras mismas), enviamos una señal al mundo que cambia lo que y a quienes atraemos.
  2.  Comprométete a explorar más tu sensualidad y tu sexualidad: dedica un tiempo a acariciarte la piel y observa qué sientes agradable. Experimenta con diferentes tipos de presión. Cuanto más sensual te sientas contigo misma, más atractiva serás para los demás. Coge un espejo y examínate los genitales para conocerlos. Dedica un tiempo a tocarlos y acariciarlos para aprender qué es lo más placentero para ti.
  3. Cuida tu cuerpo: una persona sexy es una persona sana. Activa el cuerpo con el ejercicio que mejor te siente. Una buena irrigación sanguínea de la pelvis mejorara tu relación con el placer y la sensualidad, y el ejercicio y los nutrientes adecuados nos ayudan a eso. No hay nada más sexy que una mujer que se siente a gusto en su propio cuerpo.
  4. Conócete: llega a conocer tu cuerpo, incluido el clítoris. El clítoris es la clave para la satisfacción sexual y su única función es darnos placer, aunque hay muchas otras partes del cuerpo que también son eróticas. Averigua cuáles son las tuyas. No puedes esperar que otra persona sepa darte placer si no sabes dártelo tú misma.
  5. Aumenta conscientemente tu capacidad para el placer: comprende que los seres humanos tenemos capacidad para mucho más placer que el que nos han hecho creer. Tanto las mujeres como los hombres somos multiorgásmicos. Es posible para las parejas ayudarse mutuamente para reprogramar su sistema nervioso central para tener orgasmos prolongados.
  6. Ayuda a tu pareja a ser buen amante: te interese o no el orgasmo prolongado, comprende que ni los hombres ni las mujeres nacemos sabiendo ser buenos amantes. Hay que aprender. Para eso es fundamental, de nuevo, que sepas lo que te da placer y pedir lo que deseas.
  7. Sé creativa: no temas probar cosas nuevas, sal de lo rutinario, haz trabajar tu imaginación y expande tus ideas acerca de lo que eres.

¡Cuéntame! ¿Cómo te relacionas con la sensualidad y tu propio placer? ¡Estaré encantada de leerte en los comentarios!

Y si te interesa el tema, te invito a realizar el workshop online Cuerpo y Placer | Introducción al Tao Erótico de la Mujer.


INAKE-Cuerpo y Placer-Taller online

Cuerpo y placer.

Rosa Mística